Llega un momento en que sabemos que no se puede seguir más. Después de tanto insistir ante las vicisitudes que se nos anteponen a nuestros deseos, decidimos bajarnos de brazos y rendirnos ante la ferocidad de las circunstancias.
Entonces, decidimos esperar. Esperar no es otra cosa que extrañar con esperanzas a alguien que por el momento se nos presenta a lo lejos, intermitente, con oídos que no nos escuchan y una boca que no logramos descifrar. Por tanto, esperamos, como una forma de no dejarnos caer del todo, e intentando contemplar una mínima posibilidad futura. Pero tengamos en cuenta que al comprometernos a esperar damos por aceptado un plazo que puede llegar a ser eterno, eterno en el tiempo y en la distancia, así como también en los sentimientos. El olvido está al acecho en cada esquina y quien espera se resigna a encontrarlo, dejando a la persona esperada al alcance de sus fauces.
Bueno. Pero la cuestión es que esperamos. E incluso por tiempo indeterminado. Pensemos que si por alguna de esas casualidades llegamos a olvidar que nos encontramos esperando, y seguimos nuestra vida sin más ni menos, y entonces por alguno de esos paradojismos que se nos plantean abruptamente, esa persona decide volver; tal vez ahí llegue el momento de darnos cuenta de que nunca se deja de esperar...
TIEMPO AL TIEMPO
Sentado en el sillón de la impaciencia
taradeando una canción que traiga calma
sacándole las pilas al reloj para no ver perderse el tiempo
Riendo a muecas sin mostrar los dientes
releyendo algún poema para no cambiar de letras
dibujando lügubres cuadros en paredes desiertas
Con el corazón bajo llave para no sentir distinto
afinando las vocales para cuando tengamos que hablar
con un cuello tartamudo que se cuelga mirando atrás.
Imaginando cómo afuera amanece y oscurece
en cómo la gente sigue viaje sin detenerse a mirar
busco ese silencio exacto en el que tu susurro se haga voz.
Como quien ancla el amor en el medio del mar
como quien guarda los pétalos de la primavera anterior
para que el invierno no parezca tan invierno.
Así.. Solo, pero sin soledad que me resigne
sentado en el sillón de la impaciencia
lejos de los ojos del mundo
y sin pilas puestas en el reloj.
Así te espero
tan sólo por si acaso...

Sentado en el sillón de la impaciencia
taradeando una canción que traiga calma
sacándole las pilas al reloj para no ver perderse el tiempo
Riendo a muecas sin mostrar los dientes
releyendo algún poema para no cambiar de letras
dibujando lügubres cuadros en paredes desiertas
Con el corazón bajo llave para no sentir distinto
afinando las vocales para cuando tengamos que hablar
con un cuello tartamudo que se cuelga mirando atrás.
Imaginando cómo afuera amanece y oscurece
en cómo la gente sigue viaje sin detenerse a mirar
busco ese silencio exacto en el que tu susurro se haga voz.
Como quien ancla el amor en el medio del mar
como quien guarda los pétalos de la primavera anterior
para que el invierno no parezca tan invierno.
Así.. Solo, pero sin soledad que me resigne
sentado en el sillón de la impaciencia
lejos de los ojos del mundo
y sin pilas puestas en el reloj.
Así te espero
tan sólo por si acaso...
