martes, 13 de julio de 2010

Tiempo al Tiempo


Llega un momento en que sabemos que no se puede seguir más. Después de tanto insistir ante las vicisitudes que se nos anteponen a nuestros deseos, decidimos bajarnos de brazos y rendirnos ante la ferocidad de las circunstancias.
Entonces, decidimos esperar. Esperar no es otra cosa que extrañar con esperanzas a alguien que por el momento se nos presenta a lo lejos, intermitente, con oídos que no nos escuchan y una boca que no logramos descifrar. Por tanto, esperamos, como una forma de no dejarnos caer del todo, e intentando contemplar una mínima posibilidad futura. Pero tengamos en cuenta que al comprometernos a esperar damos por aceptado un plazo que puede llegar a ser eterno, eterno en el tiempo y en la distancia, así como también en los sentimientos. El olvido está al acecho en cada esquina y quien espera se resigna a encontrarlo, dejando a la persona esperada al alcance de sus fauces.
Bueno. Pero la cuestión es que esperamos. E incluso por tiempo indeterminado. Pensemos que si por alguna de esas casualidades llegamos a olvidar que nos encontramos esperando, y seguimos nuestra vida sin más ni menos, y entonces por alguno de esos paradojismos que se nos plantean abruptamente, esa persona decide volver; tal vez ahí llegue el momento de darnos cuenta de que nunca se deja de esperar...


TIEMPO AL TIEMPO

Sentado en el sillón de la impaciencia
taradeando una canción que traiga calma
sacándole las pilas al reloj para no ver perderse el tiempo

Riendo a muecas sin mostrar los dientes
releyendo algún poema para no cambiar de letras
dibujando lügubres cuadros en paredes desiertas

Con el corazón bajo llave para no sentir distinto
afinando las vocales para cuando tengamos que hablar
con un cuello tartamudo que se cuelga mirando atrás.

Imaginando cómo afuera amanece y oscurece
en cómo la gente sigue viaje sin detenerse a mirar
busco ese silencio exacto en el que tu susurro se haga voz.

Como quien ancla el amor en el medio del mar
como quien guarda los pétalos de la primavera anterior
para que el invierno no parezca tan invierno.

Así.. Solo, pero sin soledad que me resigne
sentado en el sillón de la impaciencia
lejos de los ojos del mundo
y sin pilas puestas en el reloj.

Así te espero
tan sólo por si acaso...





domingo, 13 de junio de 2010

CONSEPTUALIZACIÓN DEL MALESTAR


El olvido: sinuoso abismo que no siempre está al alcance de todos.
Que bronca inconsciente que sentimos cuando vemos que una persona se adentra en él, como si nada hubiera que temer, como si fuese tan sólo una costumbre. Y nosotros tan tontos, que vemos como se diluye en la profundidad del tiempo, mientras temblamos frente al vacío; y por vértigo ni siquiera nos animamos a mirar hacia abajo.

¿Qué es lo que hicimos para merecer tal calamidad? ¿Qué auroras desojamos, o qué gritos simulamos no escuchar? Quizá todo estaba sobre la mesa y el telón no era más que una tela sangrienta que ya tenía de antemano tramado su cruel cierre.
La cuestión no repara en las posibilidades que amasamos o en aquellas que dejamos pasar por sobre nuestra vista. La verdadera cuestión está en cómo nos sentimos. En ese vació en el pecho que hace que nuestro tórax paresca un inmenso claustro, en el cual millones de espectros nauseabundos juegan a recorrer cada rincón sin desear cesar su marcha.
Y aunque queramos evitarlo, e intentemos sacárnoslo de nuestra cabeza, el asunto es simple.. extrañamos...

CONSEPTUALIZACIÓN DEL MALESTAR


El espejo guarda tanto recuerdo dentro,
todavía conserva esa imagen
de tus curvas alborotadas
mientras intentaban peinarse;
las oscuras paredes del frío
cargan con la nostalgia de anhelar
los brillosos trazos de universo
que tus pupilas escupen al mirar;
el cuerpo tiembla y se despega del suelo,
ya no hay cadenas ni caricias
que lo amolden al firmamento
del amor, del café, de los versos...

Cómo resumir el dolor,
el extrañarte, el necesitarte;
ha, creo que ya lo se:
"me siento solo"


jueves, 10 de junio de 2010

Tic-Tac...

" La vida es un mar lleno de escollos y remolinos, que el hombre sólo evita a fuerza de prudencia y de cuidados, por más que sabe que si consigue librarse de ellos con su habilidad y sus esfuerzos, a medida que avanza, no puede, sin embargo, retardar el grande, el total, el inevitable, el irremediable naufragio, la muerte, que parece correr delante de él. Ése es el fin supremo de esta laboriosa navegación, el escollo infinitamente peor de entre todos los que se ha librado el hombre."

(Arthur Schopenhauer, en El amor, las mujeres y la muerte).

Sabias palabras las de Schopenhauer. Nuestra misma existencia está tempranamente dada por muerta desde que comienza ella misma a ser. Transitamos el mundo sólo de una manera efímera, y nuestra corta vida no es nada en comparación con la voluptuosidad del tiempo infinito, de los grandes astros y sus pasos sin apuros, con el girar y girar de nuestra Tierra, tal cual como si todo ocurriese siempre de la misma manera. Quizá de jovenes no tomamos noción en el asunto, pero ya pasados unos años vemos al tiempo como nuestra riqueza más valiosa; riqueza que no podemos defender ante el paso del reloj, y ante lo cual comenzamos a concientizarnos que nuestra cuenta se da de manera regresiva, y que está cargada de la incognita de no saber ni "cuándo", ni "cómo", se llegara a cero.


Tic-Tac

Un cigarro que se enciende y se disfruta su fumar
se consume hasta el final y pronto llega a la colilla
hace temblar nuestras piernas
queremos más pero no lo hay

Hermosa e ignorada juventud, tan fugaz como el placer
llantos de adolescencia que apagan un mar de risas
quejosos vejestorios que se arrugan más y más
¡cuándo disfrutaremos sin pensar en el tic-tac!

Leyes funestas de los corazones al latir
que hacen que nuestros abuelos duren tan poco
crueldad la de nuestros ojos
al mostrarnos las madres envejecer

Todo es en vano, no hay nada que hacerle
¡huesos que se quiebran sobre su propio peso!
trágica muerte, musa de la filosofía
la que siempre inspira a derrochar estas palabras



Imagen: La bella Rosine- Antoine Wiertz, 1847

martes, 8 de junio de 2010

Esa soledad...


Si las soledades hablasen quizá este mundo estaría lleno de bullicios. Tanta gente es la que verdaderamente se encuentra sola, al acecho de una companía, sin más pan que sus dientes, ni más esperanza que la de levantarse cada mañana rogando que algún acontecimiento durante el transcurrir de su día haga que cambie su suerte. Incluso algunas de esas tantas llegan a rosarse entre sí, lo que provoca algo así como una leve companía; sin embargo, es algo pasajero. No olvidemos que las soledades no frecuentan cambiar de nombres, y les gusta hacer honor al suyo estando solas.


Y hoy escribo a una de esas tantas. A una que me toca verla sufrir desde cerca. Triste y humilde cadete de sentimientos que ruega dar muerte a su nostalgía. Y espera a la vuelta de cada esquina que le toca caminar, una mano llena de caricias que ponga fin, de una vez por todas, a tan desesperado letargo de desdichas...



Esa soledad


Cascabel de sueños
no desojes tu mirada
no te rindas sin luchar
acobardado en tus palabras.

No sumerjas tu nariz
en las faldas imposibles
ni gastes tiempo en seducir
a quien te puede hacer sufrir.

Triste vida la del náufrago
atrapado en la desdicha
de no saber apreciar el mar
o inventarse nuevas islas

Desesperados pasos rutinarios
de soledades repetidas
de acomodarse entre las sábanas
e interrogarse las entrañas.

Esperante esperanzado
estancado en el desierto
sin que ningún ojo del mundo
haga nido en su dolor.

Despilfarro de pavadas
carcajadas dibujadas
manos tiesas en la espera
de atrapar alguna dama.

Tiempo al tiempo y al hartazgo
de no ver cambiar las cosas
que el amor se encuentre lejos
y el corazón ya lata en vano.



sábado, 5 de junio de 2010

TiEmPos diFíciLes...


Yo no entiendo esta gente de hoy, y eso que nací después que la mayoria. Cada vez somos más, cada vez estamos más pegados y apilados uno arriba del otro, y sin embargo ¡ni nos miramos!

Si incluso nos da vergüenza enfrentarnos de ojos, no vaya a ser cosa que se nos rían del color de los nuestros. Y los más tontos, casi todos diría yo, los ocultan detrás de un monitor; como si una pantallita de 15", que tiene un cable con tres patas, les pudiera llegar a transmitir algún tipo de brillo verdadero.

Y no hablar de los que como lengua y tintero usan un estúpido celular; lo único que les faltaría para poder ser más felices sería que lo pudieran usar como un papel higiénico afelpado. ¡Cómo es que un simple anzuelo de un satélite que nos vigila puede dejar tan idiota a las personas? A mí que me dejen de joder con estas patrañas del nuevo siglo;

Que me den carde de verdad, de esa que si la toco me hierve la mano; quiero contacto verdadero, poder palparle la cara a alguien y saber que quien me habla se encuentra tan sólo a un zambullido de distancia. Y que venga criolla, sin tonitos franceses ni estereotipos estadounidenses. Que no me enfermen más con eso de la globalización, que más boludos nos vuelve todavía; como si yo quisiera tener los ojos finitos como una cerradura, siendo que un chino ni me sabe cebar un mate.

Y otra cosa, lo peor diría yo. ¡Que no me alienen más las palabras! Estoy podrido de no poder usar las que me agradan tan sólo porque dan gracia o asombro a los demás. Al romántico me lo convirtieron en un lamentoso cursi, y al pibe fiel lo viven catalogando de pobre buludo. Siempre terminan parangonando unos susurros idílicos con una charla entre idiotas. ¡Si supieran quienes son los verdaderos idiotas!

Que me llamen el antiguo, o el ezxtraño, o el que no sabe dónde está parado; no se, me da lo mismo. Elijanme un apodo y vivanmelo diciendo, total yo no los escucho. Me hacen sentir un marciano viviendo entre lunáticos que se desmerecen entre sí.

Acá hay que ir en contra de todo y hacer las cosas como se debe, como le hace bien a uno y no como los otros quieren que se vean. Por eso, si me late el corazón, enciendo una fogarata de ilusiones y me pongo a mandar señales de humo en forma de bombones. Bombones de todos los sabores y de todos los colores. Que los quieran es otro asunto, pero yo me pongo contento tan sólo con cocinarlos.

Se los digo enserio. Déjense de parafrasear en el teclado y arrimen esa silla que las personas no muerden. Envuélvanse con las manos, sepan que los dedos no son navajas y un estrujón no es un pugilato. Sáquense el auricular de las orejas y sientan el cálido susurro de un "te quiero" en los oidos. Y ahí van a saber lo lindo que es ponerse en puntitas de pie y regalar un tibio abrazo.


No escuchan, no miran, no hablan. No queda otra que imitarlos...


Parafraseando al viento...


Más que escupir palabras al viento, lo que a veces se intenta es que una brisa pasajera nos acerque algún tipo de respuesta, cosa que no suele suceder con regularidad. El viento no nos habla, al menos no como esperamos que lo haga. Sin embargo, allí afuera, en torno a nosotros, es donde se encuentra esparcido aquello que tanto anhelamos encontrar… ¿Qué es lo que intento descifrar? Sinceramente no lo sé. Pero tengo la esperanza que alguna ráfaga se enamore de mis palabras y se digne a darme a entender hacia dónde es que debo ir, con quienes, qué es lo que debo llevar conmigo, y para qué emprendo dicho camino… Espero que al llegar la hora sepa entender su lenguaje y la próxima vez que deba enfrentarme al viento no tenga que remitirme simplemente a escupir…

Porque para serles sincero desde un principio, no creo en eso tan cobarde, que algunos se conforman con llamar “destino”…



Viento triste, tenues brisas...