Yo no entiendo esta gente de hoy, y eso que nací después que la mayoria. Cada vez somos más, cada vez estamos más pegados y apilados uno arriba del otro, y sin embargo ¡ni nos miramos!
Si incluso nos da vergüenza enfrentarnos de ojos, no vaya a ser cosa que se nos rían del color de los nuestros. Y los más tontos, casi todos diría yo, los ocultan detrás de un monitor; como si una pantallita de 15", que tiene un cable con tres patas, les pudiera llegar a transmitir algún tipo de brillo verdadero.
Y no hablar de los que como lengua y tintero usan un estúpido celular; lo único que les faltaría para poder ser más felices sería que lo pudieran usar como un papel higiénico afelpado. ¡Cómo es que un simple anzuelo de un satélite que nos vigila puede dejar tan idiota a las personas? A mí que me dejen de joder con estas patrañas del nuevo siglo;
Que me den carde de verdad, de esa que si la toco me hierve la mano; quiero contacto verdadero, poder palparle la cara a alguien y saber que quien me habla se encuentra tan sólo a un zambullido de distancia. Y que venga criolla, sin tonitos franceses ni estereotipos estadounidenses. Que no me enfermen más con eso de la globalización, que más boludos nos vuelve todavía; como si yo quisiera tener los ojos finitos como una cerradura, siendo que un chino ni me sabe cebar un mate.
Y otra cosa, lo peor diría yo. ¡Que no me alienen más las palabras! Estoy podrido de no poder usar las que me agradan tan sólo porque dan gracia o asombro a los demás. Al romántico me lo convirtieron en un lamentoso cursi
Que me llamen el antiguo, o el ezxtraño, o el que no sabe dónde está parado; no se, me da lo mismo. Elijanme un apodo y vivanmelo diciendo, total yo no los escucho. Me hacen sentir un marciano viviendo entre lunáticos que se desmerecen entre sí.
Acá hay que ir en contra de todo y hacer las cosas como se debe, como le hace bien a uno y no como los otros quieren que se vean. Por eso, si me late el corazón, enciendo una fogarata de ilusiones y me pongo a mandar señales de humo en forma de bombones. Bombones de todos los sabores y de todos los colores. Que los quieran es otro asunto, pero yo me pongo contento tan sólo con cocinarlos.
Se los digo enserio. Déjense de parafrasear en el teclado y arrimen esa silla que las personas no muerden. Envuélvanse con las manos, sepan que los dedos no son navajas y un estrujón no es un pugilato. Sáquense el auricular de las orejas y sientan el cálido susurro de un "te quiero" en los oidos. Y ahí van a saber lo lindo que es ponerse en puntitas de pie y regalar un tibio abrazo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario